domingo, 5 de agosto de 2012

No se podrá analizar ningún tema si no se está preparado para dasarmar instrumentalmente la capacidad de abstracción en el discurso y, se pone claramente el pensamiento acerca de este. Todo lo demás se transforma en metáfora, en lo correctamente político, en lo que no se quiere decir a pesar del esfuerzo que se haga por explicitarlo.
Sin ese ejercicio de honestidad, la comunicación no ocurre, deambula por los margenes de la angustia en el mejor de los casos y en el peor, en perversión y confusión semántica. No se trata de andar por el mundo diciendo lo primero que acude al pensamiento; no olvidemos que este se construye con lo consciente y no consciente, pero si entre lo que se dice y lo que se intenta decir hay una brecha que no lograr unirla el propio discurso, debieramos dudar de nuestra capacidad de comunicación.